Educar es enseñar a vivir

Educar no es imponer, educar es inspirar un espíritu libre y capaz de juzgar con una sana conciencia la vida. Es más que transmitir conceptos o fórmulas, es más que memorizar historias, es construir una autoestima sana, un carácter fuerte y una mente abierta.

 

Como padres no podemos trasladar la responsabilidad de la educación a otra persona. Al crecer, el niño recordará quiénes fueron los que le inspiraron, quiénes estuvieron ahí para marcar sus vidas; nuestros hijos agradecerán al que les ayudó a superar sus frustraciones y al que les dio la mano para comprender una fórmula difícil; apreciarán a la persona paciente que les esperó hasta terminar la tarea y al que les expresó una palabra de aliento cuando ya no deseaban continuar.

 

La educación es la suma de cada uno de esos momentos e instantes que van dejando una marca que se recuerda para toda la vida. Educar es modelar, por lo tanto, los niños captarán lo que sus padres ejemplifiquen al ver cómo estos se comportan diariamente.

 

El éxito escolar no depende sólo del centro educativo donde estudian los hijos. Los padres somos responsables de las actitudes, valores y hábitos que adquieren durante el proceso de aprendizaje. El papel educativo de la escuela es indiscutible, pero una educación integral no se consigue por el simple hecho de acudir a una institución educativa de mayor o menor calidad. El aprender y adquirir conocimiento por parte de los hijos, es una porción de la educación que los padres delegan a los profesores. Sin embargo, los padres son responsables en primera instancia del desarrollo adecuado de las actitudes, valores y hábitos que les permitirán realizar el viaje de la vida con acierto.

 

El adecuado rendimiento académico de los hijos puede obtenerse en el transcurso del año lectivo con el respaldo de los padres. La base radica en el interés que se demuestra a los hijos por lo que están aprendiendo. Nuestro rol como padres es indicarle al niño que necesitará un lugar y horario fijo de estudio, facilitarle técnicas de aprendizaje y estimularlo para que mantenga una motivación tal, que le permita alcanzar buenos resultados y fomentar el hábito de la lectura. El padre no debe perder de vista que este es un proceso que requiere constancia, y que, el objetivo primordial, es que el niño alcance autonomía en el proceso de aprendizaje, lo que le permitirá enfrentar la vida por él mismo.

La mucha ocupación de los padres, el deterioro familiar que experimentan nuestros hogares, entre otras situaciones, conduce a muchos padres y madres a permanecer aislados del desempeño escolar de los hijos.

 

Las reuniones que los maestros programan para tener contacto con los padres y ponerlos al tanto del avance de los hijos en el curso lectivo, son imperdibles. En estas reuniones conocerá otros padres que se convierten en personas claves en momentos cruciales como cuando su hijo olvida una tarea, necesita que alguien le busque en la escuela por alguna emergencia o bien olvidó la fecha de un examen o de una asignación. Por otro lado, puede establecer un contacto directo con el educador de tal forma que él sienta la confianza de informarle cualquier cosa que considere importante. Es bueno involucrarse en las actividades propias del centro educativo, porque le transmite a su hijo que usted está interesado en su crecimiento integral. Nunca olvido que mi papá era el presidente del comité de padres de la escuela y eso me llenaba de orgullo y a la vez aprendí a servir a los demás desinteresadamente. 

 

Muchos padres aparecen en el centro educativo al final del año, cuando su hijo tiene que presentar pruebas extraordinarias porque perdió alguna materia, o peor aún, cuando perdió el curso lectivo. Esto causa que el niño o el joven pierda el interés en el estudio y se sienta mal con su centro educativo. Cuando uno de nuestros hijos está enfrentando un momento difícil en el centro educativo debemos estar ahí para hablar con los profesores y los orientadores. Cuando el rendimiento académico no es el mejor, debemos buscar personas que le puedan ayudar a superar el momento que vive. El éxito escolar depende de que un adulto responsable se interese en el niño.

 

Cuando nos interesamos en la educación de nuestros hijos, estamos contribuyendo activamente en la formación del carácter, y en el surgimiento de los hábitos necesarios que les garanticen el éxito profesional en el futuro.

Inspire amor hacia el aprendizaje

 

Los padres tienen el privilegio y la responsabilidad de compartir sus experiencias de vida con sus hijos. Cuente a sus hijos las aventuras que usted vivió cuando estudiaba, lo que aprendió, cómo lo aprendió, lo que le gustaba más, y cómo enfrentaba los desafíos. Hablar con ellos sobre sus experiencias diarias, les ayudará a entender mejor los diferentes puntos de vista, valores, sueños e intereses de otras personas. Los padres no solamente necesitan hablar, sino también necesitan escuchar, contestar preguntas y ayudarles a enriquecer su criterio. Esto les comunicará que valen mucho, que son aceptados y que no están solos en el desafío de aprender.

 

Los padres necesitan planear algunas cosas que pueden ayudar a su hijo a descubrir el mundo.

·          'Vean juntos noticias o programas educativos.

·         Visiten museos de historia natural, ciencia, arte, museos para niños, zoológicos, jardines botánicos y algunos lugares históricos.

·         Visiten parques y bosques de la ciudad o hagan un viaje corto a un lugar cercano.

·         Lean artículos en el periódico, noticias y algún otro tipo de revistas.

·         Vayan a la biblioteca pública o bien descubra los sitios de internet con lecturas interesantes.  

·         Hagan de las vacaciones una experiencia de aprendizaje.

·         Hagan pequeñas fiestas con un "tema" especial para los niños. Por ejemplo, una fiesta de disfraces alegórico a una época, una presentación teatral, la imaginación es importante en este tipo de actividades.

 

Algo importante que los padres deben recordar es que ellos son los profesores más importantes en la vida de sus hijos. Desde que nacen, nuestros hijos tienen hambre de aprender y de descubrir el mundo que les rodea. Hablar con ellos antes, durante y después de cualquier actividad, les ayuda a asimilar los pasos necesarios en el proceso de aprendizaje. Esta conversación también mejorará la comunicación y relación diaria con sus hijos. Cuanto más hable el uno con el otro, mejor y más placentera será la comunicación y el conocimiento mutuo.

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Si educar es inspirar un espíritu libre capaz de juzgar la vida por ellos mismos, debemos invertir cantidad y calidad de tiempo en enseñarles valores que fortalezcan su discernimiento, su razonamiento, su capacidad de discriminar y su habilidad de juzgar con una sana conciencia la vida.

 

Por esta razón, hagamos que nuestros hijos nos recuerden por los buenos momentos que pasamos juntos; cuando les acompañamos mientras hacían la tarea, por la paciencia mostrada en la materia que le costaba, el día que les llevamos a la casa de un compañero para estudiar, cuando nos tiramos al suelo para terminar el proyecto juntos, las noches que los dormimos, las historias que les contamos, el día que nos fuimos al parque a jugar; cuando dijimos: “adelante… te escucho”, y cuando nos abrazamos después de una buena conversación.

 

 

Que nos recuerden, respetando a los demás, valorando la vida y por las miles de veces que nuestras miradas se cruzaron y nos dijimos… ¡TE AMO!

Sixto Porras

 


Inspire amor hacia el aprendizaje

 

·         Establecer un lugar y horario fijo de estudio: Ayude a su hijo a elaborar un plan de trabajo semanal fundamentado en un horario de estudio que pueda cumplir en forma tranquila y amena. Converse con sus hijos sobre la importancia de organizar bien el tiempo, haciéndole ver que podrá cumplir con sus tareas y responsabilidades sin tener que renunciar a sus actividades recreativas y al descanso. Posiblemente al inicio deberá estar pendiente de que su hijo cumpla el horario, hasta que por sí solo pueda desarrollar el hábito. Este proceso dependerá de la edad del niño.

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     Facilitar técnicas de estudio: Son imprescindibles en las tareas relacionadas con el estudio y el procesamiento de la información: comprensión, retención, razonamiento y recuperación. Si el padre cree no tener el conocimiento adecuado para facilitarlas, es conveniente que se comunique con el educador y le solicite sugerencias para aplicar en el hogar.  Recuerde que el proceso de educación de los hijos es un trabajo de equipo.

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     Estimular y motivar adecuadamente: Este punto puede ser uno de los factores que más inciden en el éxito escolar; sin motivación sus hijos no podrán dar todo lo que pueden dar de sí, independiente de sus capacidades. El estímulo crea seguridad en los niños, y les hace sentir que usted realmente les acompañará en el proceso de aprendizaje. Para lograrlo es importante atender los siguientes aspectos:

 

Es conveniente recompensar de alguna forma los esfuerzos realizados por sus hijos. No se trata solamente de obsequios materiales, sino del reconocimiento verbal que muestra la admiración que le produce el desempeño responsable y dedicado de su hijo. Lo importante es reconocer el esfuerzo y no necesariamente la calificación obtenida.

 

El interés de los padres en el aprendizaje. Los hijos se motivarán más si los padres se interesan por los temas que están estudiando y aprendiendo y no solo por las calificaciones obtenidas.

 

Estar vigilante del estado físico y emocional de los hijos: cansancio, nivel de ansiedad, etc. Es conveniente realizar exámenes médicos cada año. Podría descubrir que su apatía se debe a que necesita anteojos.

 

Si su hijo es único, nunca lo compare, aunque piense que un poco de competencia lo puede estimular. Ayude a su hijo a concentrarse en sus fortalezas en lugar de estar resaltando sus debilidades.

Sixto Porras